¿Por qué la montaña?

Magali Lara

¿Por qué la montaña? 

Todas las mañanas, desde mi casa, se puede ver el Popocatéplt. Cada vez que lo veo entiendo porqué la montaña es el camino al mundo de los dioses, hacia el cielo. Marca una frontera entre lo humano y lo divino. Sin embrago hay muchos tipos de montañas, las hay tan anchas y altas que se convierten en cordilleras. En cambio el volcán Popocatéplt está solo. Habla dormido con volutas de humo.

La Windgälle de María García-Ibañez es una historia sobre la escala. Sin ser enorme es majestuosa y blanca. Me la imagino cubierta de nieve todo el tiempo, helada. Que una montaña tenga la escala del cuerpo humano no significa que pierda su misterio, no acaba de ser un paisaje sino una presencia lejana. ¿Acaso no es la distancia lo que nos permite verla?

A María le ha servido para construir un territorio, hacer una cartografía no solo del origen sino de lo posible, lo imaginado.

En ciertos relatos el elegido sube a la montaña a recibir la luz, a recoger el mensaje que viene de otro lugar, quizá de otro tiempo. Si pensamos que lo pequeño puede ser monumental también, tendremos la clave que  Windgälle nos propone. A mí me tocó un volcán para mirar, a María una montaña nevada.